yo soy

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Muy feliz mamá, compañera, amiga, profesora, psicóloga, ex-bombera ... y una gran aventurera! Agradezco siempre de corazón el ser quien soy y por todo lo que recibo día a día de la vida. "Aprendedora" , quiero aprender mucho de todo y de todos, compartir lo que sé y lo que me gusta, explorar lo nuevo y lo que no conozco, respetar y comprender lo diferente, y aquello que elijo libre para mi vida ......... disfrutarlo plenamente!

compartiendo ...

  • PEDACITOS DE MÍ : personas y recuerdos importantes de mi vida
  • AÑORANZAS : cosas del pasado que extrañamos y valoramos con el tiempo
  • PERSONADMIRABLES : personas que valoro y me parecen admirables por sus ideas y sus obras
  • ECOBIOPSICOSOCIALES : cosas interesantes sobre ecología, salud, psicología y la sociedad
  • DIVAGACIONES : pensamientos sin mucho rumbo sobre diversos temas
  • ARTE : mis artistas y obras de arte favoritos
  • MUSIRECUERDOS : música del recuerdo ... para oir y mirar (y reírse!!)
  • SONRISAS : un toque de humor y de ingenio en nuestras vidas

30 de marzo de 2008

tiembla tierra, tiemblo yo

Ayer, un poco después de 1:40 de la mañana hubo un fuerte remezón. Ese fue el ensayo, y hubo una repetición, más intensa, a las 7:50 de la mañana.
La tierra tiembla, y definitivamente no soy de las que se paraliza. Por el contrario, se activa ese resorte que tengo dentro que no se cómo me hace dirigirme a la velocidad del rayo a la calle, esté donde esté. Siempre me sorprende estar ya en la calle y no recordar cómo llegué ahí. Tengo que esperar unos segundos para que mi alma termine de salir y alcance a mi cuerpo. En los últimos años, la modalidad de resorte-traslado incluye el tomar a mi hija en el camino y salir con ella a cuestas, esté donde esté.
No grito, ni me desespero, ni me tiro al piso a pedir a Dios que aplaque su ira, sólo corro a donde no tenga nada encima ... aunque el peligro y lo que no controlo este debajo. Y espero que los demás vayan llegando detrás de mí.
Busco información sobre los temblores de hoy y veo que en lo que va del día, ha habido, además de estos dos en Perú, otros 12 sismos de más de 4 grados de magnitud en el planeta, de los cuales 5 fueron de más de 5 grados (además del de la mañana de hoy aquí) y uno en Indonesia de 6.3 grados. El planeta siempre temblando, aunque sólo nos toque de vez en cuando.
Me alegra saber que los temblores que sentimos acá no fueron terremoto en ningún lugar, que no ha habido pérdidas humanas, y que no ha sido más intenso en la zona del sur que sufrió tanto con el terremoto del último año.
Muchas veces me he preguntado cómo uno se acostumbra a vivir en una tierra que tiembla, se remece, se sacude, ruge furiosa ... con nosotros, nuestros seres queridos y todas nuestras posesiones encima. ¿Se acostumbra uno? En esta ciudad donde no hay extremos climáticos, ni lluvias fuertes, ni truenos y relámpagos, ni huracanes y ciclones, pero que está en el Cinturón de Fuego del Pacífico y en zona de contacto de placas tectónicas, el suelo cada tanto se acomoda, a veces despacito ... a veces muy fuerte.
Hay temblores que uno no siente, otros que una cree que siente pero queda la duda ("¿temblor? noooo ... era un camión"), los que nos hacen dudar unos segundos y luego se revelan en toda su plenitud, los que avisan y van "in crescendo" como dando tiempo para agarraros a salvo en lo más intenso, los que se sienten larguísimos e inacabables y uno no sabe si es otro que está empezando o el mismo que recobró fuerzas, y los que, como los dos de hoy, que aunque relativamente cortos, son un temblor fuerte, sin dudas ni murmuraciones, desde su primer instante.
Siempre hay esos segundos de incertidumbre, en los que no se sabe cuanto durará ni cuan fuerte será ... pero por si acaso nos ponemos a salvo ... deseando con todas nuestras fuerzas que sea breve y sin consecuencias negativas para nadie.
Yo creo que lo que más asusta es que sea inesperado e intempestivo. Me pregunto, ¿sería mejor si supiéramos que va a haber un temblor? Cuando veo esas noticias de las personas esperando un huracán o un tsunami me parece terrible; pero por otro lado estos vienen de fuera pasan por donde estás y se van (aunque destroce mucho a su paso). Son visitantes indeseados, pero visitantes. Es diferente a que se mueva el lugar donde estamos, que se mueva todo bajo nosotros y que sólo nos quede esperar que termine y punto. Se siente como que en este caso los visitantes indeseados somos nosotros, ¿no?
En fin, nos queda vivir, felices y disfrutando cada minuto lo que le dure la quietud a nuestra tierra. Y cuando decida moverse, actuar rápido pero sin desesperarnos ... y cruzar los dedos para que sea un sacudoncito chiquito, nada más ...

27 de marzo de 2008

oviagradecimiento

Mi abuela materna, de origen alemán, me contó una historia muy linda con la que les explicaban a los niños porque aparecían los huevos en estas fechas. La historia no explica la conexión simbólica con la resurrección de Jesucristo (fecha que instauró la Iglesia cerca a fiestas anteriores que coincidían con el cambio de estación, al igual que la Navidad), pero si explica porque aparecen cerca al equinoccio de otoño:
Durante el crudo invierno alemán, los pajaritos empezaron a morir de frío y de hambre. Unos niños al ver esto, decidieron darles cobijo y abrigo construyéndoles un techito y cada día los alimentaban dándoles miguitas de pan. Así los pajaritos lograron sobrevivir el invierno, con alimento y abrigo, y cuando empezaba el otoño, decidieron hacer algo para retribuir a los niños el haber sido tan generosos con ellos. Decidieron entonces, dejar debajo del techito donde los habían cobijado muchos huevitos como señal de agradecimiento, que los niños encontraron festejando el hallazgo. Desde ahí cada final del invierno los pajaritos, ayudados por los conejos quienes los decoran y ayudan a ocultarlos , dejan huevitos escondidos en los jardines para que los niños los descubran y los disfruten.
Mi abuela tiene un huevo de ganso pintado a mano, con pluma y tinta, que hizo mi bisabuela. !Es lindísimo!

Aquí pueden ver unas típicas ilustraciones alemanas con conejos de Pascua y huevos de colores.

24 de marzo de 2008

dientudo y orejón

Buscando información sobre la relación entre los conejos y los huevos de chocolate y la Pascua de Resurrección, me encuentro con lo siguiente:
"El Conejo de Pascua es un personaje mítico infantil perteneciente a las culturas germánicas y posteriormente a las anglosajonas.
Aunque sus orígenes no están muy definidos, se supone que la elección del conejo se debe a su conocida capacidad de procreación, de gran valor simbólico en una fiestas dedicadas a la fertilidad de la tierra tras el invierno. Como símbolo cristiano de la Resurrección, su uso se remonta a antiguos predicadores del norte europeo que veían en la liebre un símbolo de la Ascensión de Jesús y de cómo debe vivir el cristiano: las fuertes patas traseras de la liebre le permiten ir siempre hacia arriba con facilidad, mientras que sus débiles patas delanteras le dificultan el descenso. Desde antes de Cristo, el conejo era un símbolo de la fertilidad asociado con la diosa fenicia Astarté, a quien además estaba dedicado el mes de abril. En alusión a esa diosa, en algunos países a la festividad de pascua se la denomina Easter. The Westminster Dictionary of the Bible (El diccionario Westminster de la Biblia) declara que Easter era “originalmente la festividad de primavera para honrar a la diosa teutónica de la luz y de la primavera, a quien se conocía en anglosajón por Eastre. Ya en el siglo VIII los anglosajones habían transferido dicho nombre a la fiesta cristiana designada para celebrar la Resurrección de Cristo."
Interesante
Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Conejo_de_Pascua

Ahora, para esta fecha, hay huevos de todos los tamaños y colores, generalmente de chocolate; y también conejos de diferentes materiales ... y de chocolate.

Y un chistecito alemán sobre ellos

- Me duele el trasero!!
- QUÉÉÉ?

21 de marzo de 2008

santa semana

En pleno fin de Semana Santa, más allá de mi fe y creencias religiosas, reflexiono un poco sobre cómo vivimos cada año estos movedizos días, que se ubican de acuerdo a la luna llena luego del equinoccio de otoño, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección.
Pienso en mis alumnos, creo que para el 99% es sólo "Semana Tranca": cuatro días de relajo, juerga con amigos y mucha diversión. No creo que ninguno (o casi ninguno) dedique minutos a pensar en el verdadero origen de esos días ... "sin colegio, yeee!!!". Quizás me equivoco, y algunos tienen una tradición familiar que los hace vivir esa celebración religiosa de manera diferente.
Desde mi casa veo que hay poca gente y pocos autos en las calles y se siente mucha tranquilidad. Me imagino que es lo opuesto a lo que sentiría si estuviera con mi carpa en alguna playa del sur.
El Domingo de Ramos me evoca la bonita imagen de Jesús entrando a Jerusalem en medio de la aceptación, admiración y alegría. Lunes, martes y miércoles son sólo días de trabajo. Desde el jueves empiezan esos días sombríos de la semana en cuestión. Y finalmente el Domingo de Pascua, toda una celebración.
Recuerdo que de chica la misa del Domingo de Ramos y la del Domingo de Resurreción eran muy alegres en la Parroquia Carmelitas. El jueves y en especial el Viernes Santo eran días apagados y tristes. No eran días de gritos, barullos ni alegrías. Recuerdo más de una vez, en Chosica con mis abuelos, haber estado muy cantarina, por lo que una tía nos mandaba constantemente a callar, porque en Viernes Santo hay que estar tristes porque Jesús ha muerto. Pero más nos decían que no se cantáramos y más ganas de cantar nos daban. Pero ¿cómo estar tristes? ... ¿si sabíamos que Jesús iba a resucitar?!! Para mí era como una muerte de "mentiritas". Unos días estaba muerto, pero después ... ¡Zasss! resucitaba, y todos nos alegrábamos mucho. Entonces, ¿cómo podíamos estar realmente tristes? si ya conocíamos la historia y sabíamos que el final era feliz. Con esa tía también hicimos un año el recorrido por las 7 iglesias. Toda una experiencia. ¡Cuanta gente hacía lo mismo!
Si estábamos en Lima, la cosa no era muy alegre. No había cines, ni restaurantes, ni nada abierto. Luto total. Nadie vestido con colores vivos. Las radios no pasaban música, sólo una que otra trasmitía música religiosa, y en los 3 canales de televisión era una sucesión del análisis de las últimas siete palabras de Jesucristo, el sermón de las tres horas, y toooda la recatafila de películas de Semana Santa: "Los diez mandamientos", "Ben Hur", "El manto sagrado", "Rey de Reyes", y muchas otras que pasan hasta el día de hoy. Me gustaba verlas y hacer relaciones históricas, comparar, aprender sobre esas épocas (o lo que los cineastas pretendían que fue). "Los diez mandamientos" la había visto antes, espectacular, en el cine.
También se veían otras cosas, como las noticias sobre las actuaciones rememorando la pasión de Cristo, las réplicas de la crucifixión, las peregrinaciones, las procesiones, los penitentes, los sacrificios, las cofradías, todo con sus variantes en diferentes partes del mundo católico. Con mucha gente participando de ellas hasta hoy, pero cada vez menos. Mucha culpa y mucho remordimiento.
Últimamente vi "Madeinusa", una película peruana, en la que la acción transcurre en un pueblo andino en el que a partir del Viernes Santo a las tres de la tarde, cuando Cristo muere, hasta el Domingo de Resurrección, el pueblo entero puede hacer lo que le quiera y le provoque. Dios está muerto y no les ve, entonces el pecado no existe. Todo es aceptado y permitido, sin remordimiento alguno. Curiosa manera de entender esos días.
Algo que nunca entendí ni entiendo, es la tradición de comer pescado y hacer banquetes con él en Viernes Santo. ¿No que es un día en que se conmemora algo muy triste? No se come carne en señal de abstinencia y renuncia, nos avocamos a otras reflexiones y la comida no es lo importante (o así lo entiendo yo). Pero reemplazar eso por deliciosos platos y pelearse por adquirir pescado a los altos precios en que se venden en esas fechas me parece ilógico y contradictorio. Todo los años es lo mismo en los noticieros: las señoras quejándose por el alto precio del bacalao, la cojinova, el jurel (¡cómo si el décimoprimer mandamiento decretará comer pescado en Viernes Santo por sobre todas las cosas ... y fueran terribles las consecuencias de no hacerlo!) Ni los comerciantes de pescado ni los que comen finalmente los manjares del mar parecen pasarlo nadita mal ese día. Nunca tuvimos esa tradición en mi casa.
Recuerdo que eran días en que el mar estaba especialmente movido y había frecuentemente maretazos.
Con mi papá leíamos en la biblia la parte del evangelio en la que se narra las últimas horas de vida de Jesús y rezábamos una oración a las 3pm, el momento en el que Jesucristo moría como hombre. Muchas veces pensaba en qué pasaría si ese año rezábamos con tanta intensidad que la vivencia tenía mayor realismo y se oscurecía el cielo y temblaba la tierra. Felizmente nunca pasó. Nunca viví con culpa esas fechas. Nada de "mira lo que sufre Jesús por tus pecados", remordimientos o penitencias. Guardo un buen recuerdo de esos momentos, y siempre me embargaba un sentimiento de gran gratitud. Guau! Jesús era más que un superhéroe, podía hacer cualquier cosa que quisiera, y sin embargo aceptó pasar por todas esas cosas horribles y hasta morir, para enseñarnos a ser mejores y por tanto que nos quiere a nosotros.
El sábado de gloria era como un paréntesis, como para tomar fuerzas para el Domingo de Resurrección.
Ese día temprano sabía que Jesús estaba vivo otra vez y más poderoso que nunca. Pero en la celebración de la Pascua, me preguntaba algunas cosas. ¿Había muchos conejos donde estaba Jesús? ¿Ellos se alegraban por la resurrección más que los demás animales? Pero, si ellos no ponen huevos ... ¿a quien se los quitan? ¿a las gallinas? ¿Qué tenían que ver los huevos con Jesús? (algún hereje diría que había que tener muchos para pasar por lo que Él pasó!) No tenía muchas respuestas, pero me alegraba mucho que los conejos se alegraran como nosotros ese día, y que como manifestación de lo contentos que estaban decidieran regalarnos huevos de chocolate ... lo que nos ponía más alegres aún!!
Luego de semanas de juntar cáscaras de huevos, las pintábamos decorándolas y luego las rellenábamos con dulces para ser escondidos en el jardín y encontrados por nosotras mismas. Pero la mejor parte era en la que encontrábamos los huevos de chocolate chicos, medianos y grandes que el Oster Hase había dejado para nosotras, casi siempre en casa de mi abuelita que tenía una vara especial con el conejo de Pascua, en la más alemana tradición. Toda una delicia y una bonita manera de estar contentos ese día. De hecho, mi hija disfruta feliz de esta celebración como cierre de Semana Santa.
¡Todos vamos a resucitar un día como Jesús! me decía yo misma emocionada. El día que yo resucite ... chocolates para todo el mundo!

18 de marzo de 2008

carta escrita en el 2070

Continuando con el tema del agua y lo terrible de la problemática planetaria con la gradual falta de este recurso, que cuidamos y valoramos tan poco, aquí les comparto esta carta ficticia que escribe un ser humano dentro de algo más de 60 años.
Muchos la conocerán, pero no está demás volver a leerla, y tratar de entender el mensaje.
¿La escribirá nuestro hijo o nieto quizás? ¿Podremos evitar que se escriba?

15 de marzo de 2008

adios jorge

La televisión es un medio que nos permite conocer facetas de las personas que se comunican a través de ella y en base a lo que nos comparten podemos valorarlas o no.
Jorge Guinzburg
, periodista, humorista, guionista, productor y conductor argentino, siempre me pareció GENIAL. Lo vi muchísimas veces en entrevistas y especialmente en "La Biblia y el Calefón". Muy inteligente, sumamente informado y culto, muy sensible, con un ingenio y capacidad de respuesta admirable. Es de esas personas que una siente que aportan y divierten genuinamente a los demás.
Le debo grandes carcajadas y también profundas "pensadas", se las agradezco mucho.
Me ha dado mucha pena enterarme hace tres días que murió, a los 59 años.
Muchas veces una no conoce a la persona "personalmente", sólo una de sus facetas, y la conocemos a través de un medio o de sus obras ... pero igual sentimos una sensación de pérdida y tristeza por lo que conocimos, aprendimos y valoramos de ella.
Siempre lo recordaré con una sonrisa, deseándole lo mejor y con un gran sentido de gratitud.

12 de marzo de 2008

aunque ud. no lo crea ...

Con incredulidad, leo hoy en el periódico y escucho en las noticias ... como seguidilla a mis últimas divagaciones, la noticia de que mi país tiene como objetivo nacional el desalinizar el agua de mar, como estrategia para el abastecimiento de agua potable y para la agricultura, frente a la futura carencia de agua, dicho por el propio presidente.
No sé si es una posibilidad real, una solución factible, ... un sueño encantador o un gran engaño ... quizás sólo un rentable negocio para alguien.
Quiero creer que será una realidad ... una esperanza de una vida mejor para todos ... donde todos tengamos acceso al agua ... a la vida.

Fuente:
http://www.elcomercioperu.com.pe/ediciononline/HTML/2008-03-11/agp-la-desalinizacion-agua-mar-objetivo-nacional.html

9 de marzo de 2008

gota a gota ... se agota

Y sigo pensando en el agua y lo importante que es en nuestras vidas.
Esta vez dando una mirada al futuro.
Es una suerte tener agua ... y es terrible no tenerla.
Y el futuro no se ve muy mojado que digamos.
La crisis por la escasez del agua será una realidad que tendremos que enfrentar.
Luego de leer varias fuentes puedo resumir que:
  • La escasez de agua es la peor de todas las crisis naturales y sociales que afrontaremos los seres humanos y la que más afectará nuestra propia supervivencia y a la de nuestro planeta.
  • Cada día, requerimos al menos de 20 litros de agua para abastecer nuestras necesidades normalmente. Las personas con más recursos consumen hasta doce veces más para lograr un mejor nivel en higiene y comodidad (ducha diaria, baños de tina, piscinas, riego de jardines, lavado de autos, etc.) Por otro lado, hay una mitad del mundo que vive con una grave escasez de agua.
  • En los próximos veinte años, a causa del crecimiento de la población, de la contaminación y del cambio climático esta escasez crecerá continuamente, y el promedio mundial de abastecimiento de agua por habitante disminuirá en un tercio. También disminuirá la calidad del agua por la elevación de su temperatura y el aumento de la contaminación, como ya está sucediendo.
  • Se calcula que dentro de 100 años, aproximadamente una tercera parte de las naciones tendrá una escasez de agua permanente. Según los estudios, entre los países que se verán afectados seriamente por la escasez de agua en los próximos 25 años están Etiopía, India, Kenya, Nigeria y ... Perú!.
  • La privatización de la producción, la distribución y la fijación del precio de agua potable es una opción riesgosa, y, lamentablemente, los más pobres tienen menos acceso al agua y deben pagar proporcionalmente más por ella. En nuestro país, más caro es el litro de agua para un poblador que compra el agua de un camión cisterna que para los que pagamos por la red de agua corriente. En otros lugares es igual. Por ejemplo, en Nueva Delhi, India, el agua se vende a los pobres a razón de 4,89 dólares por metro cúbico, mientras que las familias que poseen agua corriente a domicilio pagan solamente 0,01 dólares por la misma cantidad. ¡Increíble y contradictoria diferencia!
  • La geopolítica del agua es un asunto muy delicado. La construcción de embalses en los ríos cuyo curso es compartido por dos o más países provoca muchos conflictos por el aprovechamiento de su caudal. Los embolsamientos subterráneos de agua no tienen fronteras, y el primero que los explota amenaza los recursos de sus vecinos.
  • Aún no tenemos conciencia de la magnitud de este problema y no hay políticas reales que se encaminen a la solución definitiva, pero se despertarán cada vez más intereses fuertes por tener el poder a través del control del agua.
  • El aumento de las necesidades de la población frente a una disponibilidad limitada de agua tendrá como resultado la búsqueda desesperada de esta por parte de los menos favorecidos, y a nivel mayor, se darán conflictos y guerras como resultado de las estrategias para controlar el recurso.
El panorama es terrible, pero a pesar del apocalíptico panorama, sigo pensando que aún podemos aprender a cuidar el agua, a usarla racional y responsablemente, sin desperdicio, y a reciclarla, adquiriendo hábitos que la preserven y colaborar así activamente, en la medida de lo posible, a que el futuro no sea tan seco y árido ... tan carente del líquido elemento, de conciencia y de solidaridad entre nosotros.

6 de marzo de 2008

rala llovizna

Siguiendo con mis divagaciones sobre nuestros hábitos de aseo personal, pensaba en cómo sería mi vida en este aspecto si viviera en otro tiempo.
Me queda claro que sin moverme de esta época y sólo cambiando de lugar, la cosa puede ser muy distinta. No me veo viviendo, ni a lo que parece ser es la usanza francesa, ni tampoco remojándome y compartiendo el placer de la inmersión en grupo en un humeante ofuro japonés.
Muchas veces pienso en cuanto me gustaría vivir hace siglo y medio, en una vida más tranquila y sencilla ... y mi único reparo va por el lado de los hábitos de aseo. Creo que me sería fácil renunciar a todos los adelantos que implica la vida urbana moderna (más aún no sabiendo que existen, claro) ... ¿pero a una buena ducha? ¡Qué difícil!

Bueno, imagino que en la época de las cavernas la cosa no debía ser muy higiénica, no al menos en los términos en que lo entendemos ahora.
Leo y averiguo sobre lo que sigue.
En el antiguo Egipto los baños si eran importantes y prolongados, preparados por los sacerdotes con aceites sagrados que humectaban y protegían la piel de la sequedad y el calor. Los más poderosos, tenían esclavos que los ayudaban exclusivamente a hacer estos baños lo más placenteros posibles. Los más pobres, humectaban su piel con aceite de ricino, menta y orégano. A pesar de las diferencias sociales, ningún egipcio se privaba del baño diario.
En Grecia y Roma antigua, también se le daba importancia a la higiene personal, que además servía de purificación y era asociada al placer. Los más ricos tenían en sus casas recipientes cincelados, llenos de agua para bañarse. Los griegos y especialmente los romanos, iban a inmensos recintos públicos donde se daban largos baños colectivos, bajo la protección de la diosa de la salud, Higiea (de quien proviene la palabra higiene), y con una serie de sales, aceites y cremas aromáticas, acompañados de masajes que completaban el ritual. Definitivamente el carácter público del asunto no me haría sentir muy cómoda, creo.
A los primeros cristianos, en cambio, el gusto por el baño les parecía una actitud vanidosa y trataban de evitarlo para ganar así en santidad. Asociaban los locales de baños romanos con el pecado y la perversión.
En la Edad Media, definitivamente, los pesados y cubridores trajes, no iban propiamente sobre una siempre limpia y liberada piel. Se usaban los baños, pero sobre todo perfumes y se arreglaba mucho el pelo. En los conventos y monasterios, el baño se practicaba dos o tres veces al año, en vísperas de fiestas religiosas como la Pascua o la Navidad. Y se supone que el número de baños de quienes no vivían en los conventos no era mayor. Las ciudades medievales tenían baños públicos, pero la iglesia los consideró como lugares de mala reputación. En las zonas de clima frío, se pensó en la excesiva limpieza como algo insano, además de un acto frívolo reprobable. En esa época era que se gritaba "¡Agua va!" avisando que de alguna ventana saldría los contenidos de un orinal hacia la calle. ¡Recibir esa lluvia si no se lo deseo a nadie!
Los caballeros que volvían de las Cruzadas, conocieron el baño caliente entre los musulmanes, que eran mucho más aseados en ese entonces que los cristianos.
Durante el Renacimiento, los baños se hicieron aún más raros, pues la población estaba desconcertada por pestes y enfermedades que se propagaban sin saber como y lo atribuían al baño. La reina Isabel de Castilla manifestaba sentirse orgullosa de haberse bañado sólo dos veces en toda su vida. ¿Se imaginan?
En el siglo XVI, había la teoría de que el agua, sobre todo caliente, debilitaba el organismo, y que al entrar por los poros al interior del cuerpo podía trasmitir terribles enfermedades como la sífilis. También se pensaba que una capa de suciedad sobre la piel garantizaba protección frente a las enfermedades. La higiene, entonces se realizaba, sin agua, con una toalla limpia que se frotaba en la piel, en las partes visibles del cuerpo. Se ponía más cuidado en el lavado de la ropa, y sentían que se “lavaban” cambiándosela con frecuencia, pues se creía que el tejido absorbía la suciedad del cuerpo. Cuanto más dinero tenía una persona, con mayor frecuencia cambiaba la ropa que llevaba puesta; pero la ropa exterior, pues incluso quienes se cambiaban seguido de camisa sólo se mudaban de ropa interior (si la usaban) una vez al mes. La Reforma protestante en este siglo desaprobó aún más la costumbre del aseo, y lo mismo la contrarreforma católica, por lo que la tradición del baño se perdió casi por completo en el mundo occidental cristiano y en las colonias americanas.
En el siglo XVII, un texto difundido en Basilea recomendaba que “los niños se limpiaran el rostro y los ojos con un trapo blanco, lo que quita la mugre y deja a la tez y al color toda su naturalidad. Lavarse con agua es perjudicial a la vista, provoca males de dientes y catarros, empalidece el rostro y lo hace más sensible al frío en invierno y a la resecación en verano". Georges Vigarello, autor de "Lo limpio y lo sucio", escribe que en Europa, "el rechazo al agua llegaba a los más altos estratos sociales. En tiempos de Luis XIV, las damas más entusiastas del aseo se bañaban como mucho dos veces al año, y el propio rey sólo lo hacía por prescripción médica y con las debidas precauciones". El Palacio de Versalles no tenía baños, pero sí una bañera de mármol encomendada por el propio Luis XIV como ostentación, pero en el más absoluto desuso.
Recién en el siglo XVIII (hace tan poco) se prohibe la práctica tan difundida de deshechar los excrementos por las ventanas de las casas. Goethe contaba que cuando estuvo alojado en un hostal en Garda, Italia, al preguntar dónde podía hacer sus necesidades, le indicaron tranquilamente que en el patio. La gente utilizaba los callejones traseros de las casas o cualquier cauce cercano. En esos años, las personas se bañaban muy pocas veces en la vida, el pelo se empolvaba en vez de lavarlo con agua y champú, y se caminaba dando saltos para no pisar los excrementos esparcidos por las calles. Napoleón le recomendaba a Josefina "llegaré en cinco días, no vuelvas a bañarte" (¡huácala!). La limpieza personal se hacía en seco, lavándose sólo las manos y la cara, las únicas zonas del cuerpo que se arreglaban. El resto, sólo se perfumaba para encubrir los malos olores y se tapaba con el vestido, que entre las clases adineradas daba lugar a grandes gastos como signo externo de distinción y posición social.
Es en el siglo XIX, se da la revolución del agua (¡viva, esa es mi época!), se incluyen las cañerías de desagüe en las casas y los WC. Se comienza a entender que la higiene personal puede ser una defensa contras las bacterias que se descubrían y contra las infecciones. Se difunde la importancia del lavado de manos y del aseo diario con agua y jabón, como prevención ante las enfermedades. Basándose en estudios de Luis Pasteur, en 1869, el escocés Joseph Lister, usó por primera vez la antisepsia en cirugía. Ya a ningún médico se le ocurría decir que bañarse era dañino para la salud. El doctor Merry Delabost, jefe médico de una prisión en Francia (no deja de ser irónico) inventó la ducha moderna en 1872, para darle a los presos una mejor higiene. En este siglo se industrializó y se popularizó el uso del jabón. A finales del siglo algunas casas de las clases altas ya disponían de cuartos de baño, con agua corriente y bañeras de madera, cobre o hierro; el resto de la población acudía a los baños públicos construidos por los ayuntamientos.
Sin embargo, a nivel de la población, no se generalizó esta convicción (ni aún hoy). Sandor Marai, escritor que nació en 1900 en una familia adinerada, cuenta en su libro de memorias "Confesiones de un burgués" que durante su infancia existía la creencia de que “lavarse o bañarse mucho resultaba dañino, puesto que los niños se volvían blandos”. En esa época, la tina era un objeto más o menos decorativo que se usaba “para guardar trastos y que recobraba su función original un día al año, el de San Silvestre. Los miembros de la burguesía de fines del siglo XIX sólo se bañaban cuando estaban enfermos o iban a contraer matrimonio”.

Todo es cuestión de cuando y donde vivimos y de qué creamos y optemos por hacer. Actualmente sabemos cómo es y qué posibilidades tenemos. Todo esto empezó con mi divagación acerca de un hábito que disfruto y considero bueno y necesario.
¿Cómo será esto en unos años? Más aún con la amenaza inminente de que el agua no será un recurso fácilmente asequible...

Vuelo e imagino una escena en el 2108: un grupo de personas que luego de su tercera exfo-depilación musicalizada del día comentan: "¿y hace 100 años que no hacían esto? ¡qué aaasco!!! sólo se mojaban, gastando un montón de agua ¡imagííínate!, y se refregaban una cosa llamada jabón y ya. ¡¿Cómo podían???! Y se quedaban así, con todas las células muertas encima, durante tooodo el día ... y con miles de vellitos llenos de gérmenes y ácaros!!! ¡Qué espaaantooo!"
Todo es posible ... hasta en la evolución de los hábitos y costumbres más básicos y cotidianos.

Fuentes:
http://www.hygiene-educ.com/sp/profs/histoire/sci_data/frame1.htm
http://www.portalplanetasedna.com.ar/que_sucios00.htm
http://www-ni.laprensa.com.ni/cronologico/2004/marzo/04/revista/
http://alkashopha.blogspot.com/2007/12/historia-del-aseo.html
http://www.almargen.com.ar/sitio/seccion/cultura/banos/
http://ar.geocities.com/atermasdayman/IN-TERMAS/historia.htm

3 de marzo de 2008

lluvia sagrada

Ahora estuve pensando en algo muy simple y cotidiano: el baño diario. No pienso en un largo y aromático baño de tina, ni nada demasiado sofisticado. Para mí, uno de los grandes placeres, impostergables e imprescindibles, es el de la ducha de cada mañana. Es de esas actividades sin las que no me imagino el día a día, y que es a la vez una necesidad y un lujo. Esos minutos de agua corriente sobre nosotros (yo prefiero pasar del agua caliente al agua fría) sirven de higiene física y superficial, estimula la circulación, nos oxigena, pero también, de alguna manera, nos limpia de lo negativo ... que se va por el desagüe, nos quita el cansancio y la somnolencia, nos permite crear un momento personal que nos relaja y armoniza, invitándonos a empezar el día revitalizados y llenos de energía y de positivismo.
Inimaginable un día sin ese ritual como inicio.
Muchas veces he pensado en cómo sería mi vida si no tuviese la suerte de poder bañarme a diario.
De hecho, una gran parte de la población no puede hacerlo, aquí y en todas partes del mundo. Si tuviese que esperar que llegue el camión cisterna a donde vivo para comprar el agua que necesito a un alto precio para mi capacidad adquisitiva, o caminar para sacar agua de un pozo o traerla de un río, de hecho cuidaría mucho el agua, tendría otros hábitos de limpieza, ... e imposible pensar en una ducha, sin cañerías que distribuyan el agua. ¡Qué difícil realidad viven muchísimas personas! Agradezco el tener la posibilidad de, sin pensarlo y mecánicamente, sólo dar la vuelta a la llave para que una lluvia de agua limpia caiga sobre mí.
Recuerdo cuando me alejé de mi conocida y estructurada vida y estuve en Europa, mantuve ese hábito, a pesar de la opinión de mis "caseros". En París, el dueño del hospedaje insistía en que mantener ese hábito estaba acabando con mis "aceites naturales", muy necesarios porque nos brindan una valiosa protección, y me vaticinaba terribles enfermedades por bañarme tan seguido; y en Milán, la señora encargada del albergue, durante los dos últimos tercios de mi primera ducha en esa ciudad, me tocaba airadamente la puerta del baño, y se puso furiosa porque me demoré quince minutos (como interpreté "chincue"), y no cinco, en ducharme, y me gritaba cosas inentendibles en italiano mientras movía enérgicamente los brazos y gesticulaba con la expresión menos amigable posible en el rostro, como si yo hubiese cometido un gran crimen. Ahí entendí cuan distinta era la percepción de la higiene diaria y los hábitos personales según el lugar ... y según el costo del recurso. ¡Qué suerte que aquí aún el agua es tan barata!
Y sin moverme de aquí, ¿cómo olvidar aquellos tiempos, en los que por las acciones de los terroristas, además de no tener electricidad por muchas horas cada día, también carecíamos de agua? ¡Épocas terribles! Las primeras veces nos tomó de improviso ... enjabonados o con champú en la cabeza. ¡Terrible! Luego, ya organizados, agradezco mucho el que pudiéramos preservar nuestra ducha diaria, al tener la posibilidad de ir al amanecer, en manchón familiar, a ducharnos al Club Regatas, en donde felizmente sí había agua.. Y bueno luego vinieron las bombas de agua, las cisternas y los grandes tanques.
¿Y en el futuro? Con todo esto de la amenaza de que el agua se termine y de que se de la guerra por el oro azul ... ¿que pasará? Nuestros nietos, ¿leerán acerca de esta costumbre que tenemos, como una costumbre pasada e imposible de mantener?
Por el momento, cierro el agua al jabonarme, como lo hago mientras me cepillo los dientes, pero sigo disfrutando y agradeciendo la posibilidad de permitirme ese lujo cada día.