Tengo recuerdos muy felices de mis primeros 6 años de vida, en los años 60. Una etapa linda y llena de vivencias, que concluyó con una linda fiesta en "El Rancho", con muchos familiares y amigos, trencito, juegos y sorpresas hechos por mi mamá.
Parafraseando a Machado, todos esos años de mi infancia los viví en el distrito de Miraflores, donde he vivido ininterrumpidamente hasta hoy.
A pesar de haber vivido en seis casas diferentes a lo largo de mi vida, la constante ha sido vivir siempre muy cerca de la arbolada Avenida 28 de Julio (o Avenida Miraflores); incluso, las casas de mis abuelos paternos y maternos, estaban a metros de esta avenida. Y de igual manera, siempre he vivido a una distancia que me permite llegar caminando al malecón a ver el mar, lo cual me encanta.
A pesar de haber vivido en seis casas diferentes a lo largo de mi vida, la constante ha sido vivir siempre muy cerca de la arbolada Avenida 28 de Julio (o Avenida Miraflores); incluso, las casas de mis abuelos paternos y maternos, estaban a metros de esta avenida. Y de igual manera, siempre he vivido a una distancia que me permite llegar caminando al malecón a ver el mar, lo cual me encanta.
Hay recuerdos que siempre estarán conmigo, que son parte de mí y acá los comparto. Debo aclarar que no tengo 60 años, sino que soy una joven mujer "muy memoriosa".
Estos son algunos de mis recuerdos atesorados:
- leves y difusas imágenes del departamento de la Avenida La Paz, donde viví con mis papás, desde que nací y mientras fui hija única ... la ventana, un espejo, la reja de entrada
- mi papi diciéndole a mi ama (no nana, en esa época) "Martina, la papa para la Pepa"
- visitas al departamento de los Alva, donde ya había nacido mi hasta hoy amiga Cecilia
- mi muñeca Pepa, mi Mickey Mouse de plástico y los siete enanitos de Blancanieves
- la expectativa cuando llegaron mis papás con mi hermana Luisa de la clínica, recién nacida en su portabebe beige y yo la miraba fijamente en el cuarto de ellos
- recibía postales de mi papi que estaba de viaje y hacía que todos me las leyeran. Años después supe que varias las había escrito mi mamá para aliviar mi tristeza y "extrañamientos" de esas semanas
- en brazos de mi mamá, en el puerto del Callao, cuando fuimos a recibir a mi papi que llegaba en barco de un viaje de Oceanía luego de tres meses y no lo reconocí porque ... ¡llegó con barba! ... hasta que me habló, me dijo "Zambichi" ... y supe que era él
- mi canguro con su hijito en la bolsa traído de Australia por mi papá y sus relatos del viaje
- mis paseos a la Unifé en Miraflores con mis papás, a la Universidad Católica en la Plaza Francia y a la Escuela Militar en Chorrillos, donde mi papá enseñaba
- jugando en el jardín de la casa de mis abuelos paternos en la calle San Martín y en la casa de mis abuelos maternos, a tres cuadras, en la calle Ocharán, en Miraflores
- el terremoto del 66, cuando por primera vez vi adultos asustados y llorando, y sentí que el mundo se caía (con mi mamá cargando a mi hermanita bajo el dintel de la puerta de mi cuarto) ... pero no se cayó
- mi primer día de clases en "El Nido" (jardín de la infancia que determinó que se llamaran así los que se crearon después) en el pasaje San Martín, con sus rejas verdes de madera y su lluvia de oro cayendo por las paredes; cantar en el salón principal parada en los circulitos del piso con la profesora al piano, y jugar en el tobogán de madera y en los columpios en los recreos
- comprar arroz inflado envuelto en papel rojo en forma de zanahoria, en el "chino" de la calle San Martín y los chupetes multicolores
- ir al Parque Salazar, correr por los caminitos, ver el mar, los juguetes inflables llenos de colores y comer manás que vendían en el kiosko
- cuando fuimos con los Alva a ver "Pinocho" al cine Roma, y Cecilia lloró a la salida porque quería que siguiera la película
- acompañar a hacer las compras al "Super Market" de la Avenida Larco, y comer canchita dulce a la salida y subirme al caballito mecánico
- el olor de la florería que había en la Avenida Larco, muy cerca de donde estaba la antigua biblioteca
- ir al "Bar BQ" en el Óvalo Gutierrez con mis papás a tomar helados y también subirnos al caballo mecánico
- cuando nos mudamos a nuestro departamento en la calle Alcanfores y nos recibió mi mamá con un mandil naranja, dándonos la sorpresa muy contenta
- ir todos donde "Boris" al lado del ex-cine Leuro en la Avenida Benavides, a comer panes y manás, y tomar "Pasteurina" o "Selva Alegre"
- cuando me tapaba la cara con las manos y le decía a Luisa "mira qué lindo gatito!" y ella muy chiquita me decía "a ver ..."
- los libros con mapas y fotos de muchos países que me mostraba mi papi y las historias que me contaba cuando estaba enferma, como "El pequeño Muck"
- los "chinitos" que me dibujaba mi papá haciendo diferentes cosas
- los libros de cuentos que me leían mi papá y mi mamá
- los vestidos que nos cosía hábilmente mi mami a Luisa y a mí, y cómo me gustaba verlos dibujados en las revistas donde venían los moldes
- cuando se cayó Adelina, el ama de mi hermana, que era altísima, y tuve pesadillas con que se caía el edificio donde vivíamos
- ví mi primer incendio, en una casa en la Avenida La Paz, sobre los hombros de mi papá, mientras él me explicaba lo que pasaba y lo que hacían los bomberos
- me pasé un chicle y me aterré, porque !pensé que me podía morir de verdad!
- cuando se cayó la persiana en mi cuarto en nuestro departamento y con 4 años consideré que esa era la emergencia para inaugurar el recién instalado teléfono, llamando "urgente" donde mis abuelos paternos (el teléfono era de 5 números! 54267)
- cambiaba los adornos de sitio, rompí el sofá de tanto saltar sobre él y arañé todo el piso "remando" con unos palos para empujar el puff que era mi bote de pesca
- estalló un balón de gas en un departamento del edificio, fue un gran susto y vinieron los bomberos
- se prendió la cocina eléctrica en nuestro departamento y salió fuego, !una verdadera emergencia! No estaban mis papás pero Victo, que fue nuestra ama por muchísimos años controló muy bien la situación
- me dejaban empujar el coche verde en el que iba Luisa, y cuando mi mami nos llevaba, yo iba parada en la canastilla de fierro de atrás
- íbamos a comprar a Todos, Tía, Scala, Monterrey y Oeschle, y lo mejor era ir a una juguetería que quedaba al fondo de un pasillo jardín en la Avenida Benavides
- jugaba bañando a mis muñecas en bateas y con mi casa de muñecas de lata en el jardín de la casa de mis abuelos paternos
- salía a pasear en mi burrito con pedales por la vereda de la calle San Martín
- papapa Tuco llegaba de trabajar y al entrar colgaba su sombrero en la sombrerera de la entrada
- papapa Tuco me cargaba para bailar "El Beso", y yo le daba uno cada vez que lo decía la canción; y más "grande" escuchaba con él sus LPs de valses peruanos y a Lucha Reyes en la radiola inmensa de la sala
- salía a caminar por la Avenida Larco de la mano de papapa Tuco con mi abrigo a cuadros
- papapa me llevó a su oficina, en la esquina de Larco y Benavides, me senté en su escritorio y me sentí importantísima porque me presentó a todos los que trabajaban con él
- mamama Queca me avisaba cuando comenzaban los "muñequitos" (dibujos animados) y yo corría feliz a verlos, en especial "La hormiga atómica", "Los Picapiedra" y "El hombre Par"
- mamama me cantaba "La Pastora" a la hora de acostarme, cuando me quedaba a dormir
- acompañaba a mamama a misa en la Iglesia del parque, a pie y ¡las dos con mantilla!
- mamama me dejaba jugar con sus "cositas lindas" (collares, aretes, botones y puro "tesoro") y para mí eso era lo máximo, así como ver su retrato de cuando era niña adentro de su ropero
- me ponía un mantel como capa y con un palo de escoba jugaba a que era "La Princesa Caballero" por toda la casa
- estaba segura de que la casa de al lado de la de papapa Beto y abuelita Clara, en la calle Ocharán (la casa de los Varillas), era la casa de la auténtica perra Lassie de la TV, aunque me lo negaran enfáticamente
- me quedé a dormir en la casa de mis abuelos, en el cuarto con mis tías, todavía solteras y muy engreidoras
- me metía en el "cuartito" abajo de la escalera en la casa de papapa Beto y abuelita Clara
- me encantaba "jalar el WC" con una cadena larga que colgaba del tanque alto en la casa
- veía con papapa Beto, en una TV a tubos, que se cerraba con puertas plegables, Superman y Gasparín en blanco y negro (y en inglés?)
- salíamos a pasear a muchos sitios en la camioneta verde de papapa Beto (sin cinturón y felices) que tenía un radio con botones que parecían chicles
- conocí a mi bisabuela que vino del sur de Chile a visitarnos y también a la Tante Marion
- me ponía mi "mandilón" rojo con puntos blancos y me sentía muy importante haciendo cosas con mi abuelita Clara
- mi abuelita me cantaba "Hanschen Klein", "Alle meine Entchen" y muchas canciones en alemán
- para Ostern (Pascua de Resurrección), mi abuelita nos contaba que el conejo había escondido huevos de Pascua y los buscabamos en su jardín
- ví a mi tía Carmen ponerse lentes de contacto y me pareció mágia
- mi tía Carmen me enseñó como caminaba un ciego y me hizo experimentarlo con un palo
- hacía travesuras con Calalo, hermano menor de mi mami, que todavía estaba en el colegio y era muy gracioso y engreidor
- me encantaba ver en TV "El tío Johnny", y los domingos "Daniel Boone" y luego "Topo Gigio". Esto último ocasionó por un tiempo un drama familiar semanal: cada domingo al terminar el programa, y a pesar de la paciente y racional explicación de mi papá, yo no lograba entender en medio de un gran llanto y promesas de encargarme responsablemente de todo, porque Topo Gigio no podía venir a vivir con nosotros
- vimos con muchísima expectativa y emoción (que yo no entendía totalmente), en blanco y negro, absoluto silencio y todos reunidos en la casa de San Martín, la llegada del hombre a la luna en julio del 69
- salimos con tapa de ollas a festejar, con María, que trabajó décadas en casa de mis papapas, la clasificación de Perú en el mundial de México 70 y cantábamos "Perú Campeón" a todo pulmón (teníamos el disco en 45rpm)
- ... y saliendo de Miraflores: mi ingreso a Kindergarten en el colegio Santa Ursula de la mano de mi mamá y con mi lonchera de lata de Mickey Mouse, con mi uniforme celeste de cuello blanco y mi mandil de cuadritos azules y blancos, al salón de la inmensa Fräulein Liesel. Aprendí, entre otras cosas: canciones como "Die Tiroler sind lustig" y "Schmetterling" (con las que torturaba a Luisa en la casa), que podía sobrevivir (aunque me parecía terrible) a que las más "grandes" me dijeran en el bus "la chiquita de los alfajores" (porque vivía en la calle Alcanfores), y que no era buena idea quedarme jugando indefinidamente en la poza de arena, después de que se terminaba el recreo, porque me castigaban. En general, fue un buen comienzo de mi vida escolar, y conocí a buenas amigas.
- y, muy lejos de los límites de Miraflores, entre los recuerdos más lindos, aventureros e inolvidables de mi infancia, están los paseos al "El Bosque", en Chosica, en el bungalow 24 con papapa y mamama, por muchos años. Recuerdo muy marcados tres eventos: cuando, por inclinación del piso y desbalance del peso, se voltió la mesa de pic-nic en la que estábamos toda la familia (paterna y materna) y hubo mucha preocupación porque entre los "caídos" estaba mi tía Clara embarazada, todo un acontecimiento familiar con susto ... ¡pensé que iba a salir en los periódicos! Otro día, desoyendo los prudentes consejos de mi mamama, me comí en un pocillo de plástico rojo siete granadillas al hilo, que no tardaron en salir estripitosamente al mundo exterior, en mi primera experiencia de ese tipo, lo que me mantuvo alejada de mis adoradas granadillas por un tiempo. Y finalmente, cuando subiendo el cerro en mis frecuentes paseos solitarios con mi palo, a explorar "territorios salvajes y poblados de fieras", al levantar una piedra encontré una araña grande "que me miraba", lo que me hizo dar el grito más aterrador que salió alguna vez de mi garganta y llenó de susto a mi papá y a mi papapa Tuco, que corrieron hasta que me encontraron sana y salva, pero en estado de pánico, llorando a mares y tratando de explicar cuan intensa y malvada había sido la arácnida mirada. En los días normales y sin emociones tan extremas, yo exploraba el bosque acompañada fielmente de un invisible "Israel" (el hijo de Daniel Boone, mi primer "amor imaginario") y un perrito (Gummi, también invisible y muy leal), conversaba con los guardabosques, paseábamos con mis papás o abuelos en bote en la laguna, cruzaba corriendo y gritando el túnel bajo la carretera para oir el eco, y lavaba y secaba escrupulosamente "mi" piedra cada día (la que asumía como una especie de brioso caballo y décadas después verifiqué que apenas pasa mi rodilla), entre otras actividades que disfrutaba muchísimo. Realmente inolvidable!
Estos son algunos de las personas y las vivencias que más recuerdo de aquella etapa, aunque seguramente estoy olvidando muchas tambíen muy significativas. Todo lo compartido lo viví antes de cumplir 6 años, e hicieron de esta una época muy feliz de mi vida, que recuerdo con sonrisas y muchísima gratitud.