yo soy

Mi foto
Muy feliz mamá, compañera, amiga, profesora, psicóloga, ex-bombera ... y una gran aventurera! Agradezco siempre de corazón el ser quien soy y por todo lo que recibo día a día de la vida. "Aprendedora" , quiero aprender mucho de todo y de todos, compartir lo que sé y lo que me gusta, explorar lo nuevo y lo que no conozco, respetar y comprender lo diferente, y aquello que elijo libre para mi vida ......... disfrutarlo plenamente!

compartiendo ...

  • PEDACITOS DE MÍ : personas y recuerdos importantes de mi vida
  • AÑORANZAS : cosas del pasado que extrañamos y valoramos con el tiempo
  • PERSONADMIRABLES : personas que valoro y me parecen admirables por sus ideas y sus obras
  • ECOBIOPSICOSOCIALES : cosas interesantes sobre ecología, salud, psicología y la sociedad
  • DIVAGACIONES : pensamientos sin mucho rumbo sobre diversos temas
  • ARTE : mis artistas y obras de arte favoritos
  • MUSIRECUERDOS : música del recuerdo ... para oir y mirar (y reírse!!)
  • SONRISAS : un toque de humor y de ingenio en nuestras vidas

18 de noviembre de 2007

querida madre birgitta

Empezando la década del 70, el diciembre anterior había cumplido 6 años y terminé Kindergarten, pasé a Transición (hoy primer grado). Ahora mi salón de clase estaba en el primer piso del edificio grande del colegio. De Kindergarten A (la división era por la inicial del apellido) fui a Transición B, pasé a ser la primera de la lista y mis amigas estaban en la "A", por lo que me enfrentaba a un grupo nuevo de compañeras.
Entre las muchas cosas nuevas que me trajo la vida ese año, una de las más valiosas y que duró los siguientes 6 años de mi vida, fue el tener como tutora a una religiosa ursulina muy especial, la Madre Birgitta. Recién llegada al Perú y dueña de un espíritu libre, creativo y de avanzada, fue una gran persona y excelente maestra en todo el sentido de la palabra.
Esos seis años, del primer día de transición al último día de quinto de primaria, fueron tiempo de aprender y de compartir. Hoy, a casi 33 años del último día de clases con ella, es tiempo de recordar y de agradecer mucho.
En transición, usando aún el uniforme tradicional del colegio y con maleta de cuero y lonchera de lata, llegamos a sentarnos en nuestras serias carpetas, tan distintas de las mesas grupales, circulares y lúdicas de Kinder. Continuamos aprendiendo alemán poniendo palabras y figuras en el franelógrafo y con el Fibel de "Ina und Udo", aprendíamos a leer (yo ya sabía y me encantaba), nos reforzaban el ser ordenadas y respetuosas. Pero con la Madre Birgitta, además de todo eso aprendimos mucho más: dibujábamos un montón, nos enseñó muchas canciones y las primeras nociones de música y hacíamos muchas dramatizaciones. Nos inculcó la creatividad y lo artístico en todas sus formas. Nada de dibujos típicos o estereotipados, todo lo representábamos visualmente de manera libre. Nuestros cuadernos de religión estaban llenos de colores y de dibujos, y hacíamos muchas manualidades. Aprendimos a cantar las notas musicales según ella nos mostraba su mano en una posición y altura determinadas y tocábamos el ritmo de las canciones haciendo chocar unas semillas que caían de unos árboles en el jardín del colegio. Hacíamos diálogos y representaciones de muchos roles.
En primero de primaria, todo se volvió más gris en la vida escolar, gracias al uniforme único que se implantó en todos los colegios del país. Sin embargo, nuestros días y actividades seguían siendo muy coloridos con la Madre Birgitta. Su manera de enseñar religión era totalmentemente distinta a la que se había visto en el colegio, todo muy artístico y vivencial. Nos preparamos para la Primera Comunión ese año, y para ella primaba el comprender el significado del sacramento, entendiendo lo que era comunión y compartir, una celebración alegre y comprometida, muy personal y del grupo a la vez. Nada de religión vivida con culpa, con represión y mucho menos con miedo. Nada de preocupaciones frívolas por el evento social. Preparábamos las misas como una fiesta y eran muy alegres, siempre con mucha música y participación activa de todas. Ese año empecé a aprender flauta dulce con ella y a entender aún más de música. Hicimos una actuación "La Vaca Estudiosa" que fue una gran producción. Todas participábamos actuando, cantando, tocando un instrumento o haciendo la escenografía. Mucha creatividad y mucha integración. Una experiencia con la que crecimos mucho.
Al año siguiente, en segundo de primaria, mientras crecían las dificultades de los contenidos académicos, también crecían las experiencias. Esta vez hicimos una mega producción, una feria con toda clase de espectáculos y servicios: el mago, el equilibrista, el carrusel, el panadero, el cocinero ... Lo increíble era que todas hacíamos algo y no había estrellas, o mejor dicho, todas lo éramos. Y ella era la directora artística de todo, enseñándonos a cada una su pedacito y a la vez coordinando todo en general. Las clases de religión seguían siendo muy vivenciales. Nada de paporreteo, muchos colores y mucha música, mucha alegría y agradecimiento por la vida, la naturaleza y todo lo recibido. Y también hubo emoción con el paseo al "Parque de las Leyendas" a ver los animales.
En tercero de primaria, ya estábamos en el segundo piso. Hicimos la geósfera, hidrósfera y atmósfera en plastilina para ciencias, y muchas de manualidades: un carrusel, una muñeca de trapo, cajitas. Hicimos un paseo a "El Bosque". Pero mucho más importante: aprendimos que hombres y mujeres éramos diferentes pero valíamos igual, lo que eran los prejuicios y a no tenerlos, el hacer libres elecciones, el ser buenos samaritanos en la vida diaria, que la unión hace la fuerza y a soñar con un mundo de justicia. Leíamos la Biblia Latinoamericana, muy de avanzada y aplicada a nuestra realidad.
El siguiente año, cuarto de primaria, agregado a las experiencias que seguían desarrollándose, sembramos una huerta. En un jardincito del colegio, la Madre planificó todo lo que implicaba preparar bien la tierra, sembrar las semillas, regar y cuidar responsablemente el crecimiento y finalmente cosechamos todas muy orgullosas los productos. Toda una experiencia como horticultoras y acompañantes directas del ciclo de la vida. Seguíamos con nuestras creaciones manuales, hicimos títeres, acciones sociales, y un proyecto personal, escrito e ilustrado, sobre el lugar ideal para vivir. Además, siempre con la música y cantando, a veces toda la clase, y a veces en el "coro chiquito", donde estábamos las más afanosas, cantando a dos, tres y cuatro voces y en canon.
En quinto de primaria, el último año con la Madre Birgitta, empezamos con ella a aprender inglés, tejimos un ropón y cantábamos "Una ciudad para todos" que invitaba a un mundo de paz. Ese era el último año con la Madre, habíamos pasado la mitad de nuestros 12 años de vida con ella como tutora y profesora de muchos cursos, pero sobre todo de enseñanzas de vida. Éramos para ese entonces revueltas adolescentes, muy distintas de las niñitas que llegamos 6 años atrás, habíamos crecido mucho en diversos aspectos. Fue una despedida de una persona que vimos durante cada día de nuestra vida escolar y que ahora nos soltaba la mano para pasar a la secundaria y seguir con nuestras vidas.
La Madre Birgitta ya no siguió en el colegio, viajó a otro país y ahora vive desde hace muchos años en Holanda.
El año pasado, con motivo de los 70 años del colegio y al año siguiente de cumplir mi promoción las Bodas de Plata, vino a Lima. Fue una alegría inmensa volver a verla ¡después de más de 30 años! Nos reunimos varias veces, nos contó de su vida en estos años y nosotras, sus ex-alumnas, la pusimos al día de los acontecimientos de las nuestras. Recordamos muchas cosas compartidas y revaloramos lo recibido por ella en esos años.
A la luz del tiempo transcurrido, todo lo vivido en esa época lo recuerdo como enseñanzas muy valiosas, muchas de las cuales son parte de mí y me hicieron mejor persona. Creo que fue una posibilidad increíble, un premio de la vida, el tenerla como profesora. Muchas de las "chicas" de la clase nos dedicamos a actividades que tienen que ver con las distintas manifestaciones artísiticas y con la enseñanza, y estoy segura de que ella sembró esa semilla en nosotras.
Aquí la vemos en el año 1972 cuando era nuestra tutora, en segundo de primaria, y luego en el 2006 cuando nos reencontramos luego de tanto tiempo.
El día de hoy, quisiera decir que para mi hija, que tiene justamente 6 años, desearía una profesora como ella, con esa calidad humana, libertad de pensamiento y creatividad artística.
Y por mi parte, sólo tengo para ella palabras de reconocimiento e inmensa gratitud por la gran maestra que fue para nosotras, y lo trascendental de su presencia y sus enseñanzas de esos años a lo largo de mi vida.
!MUCHAS GRACIAS POR TODO MADRE BIRGITTA!