Es común escuchar la expresión coloquial "no te hagas bolas" o "qué tales rocas" cuando se trata de alguien que se hace mucho problema por algo o que habla tonteras sin sentido. Yo creo haber usado más la primera con otras personas y haber escuchado más de otros la segunda para mí.
En todo caso, me encuentro reflexionando sobre ambas ... y mi "corporeidad".
Tengo clara noción de que somos materia y energía, cuerpo y alma, y que si queremos estar bien y tener una vida saludable y feliz, tenemos que lograr un bienestar integral que armonice nuestro yo físico y nuestro yo psíquico-emocional, que en realidad son el mismo.
Cuando pienso en nuestro cuerpo, como una maquinaria, con muchos sistemas funcionando en simultaneo de manera coordinada, me quedo admirada. Es evidente la relación directa entre el funcionamiento de todos esos sistemas y nuestras vivencias, pensamientos y emociones. Todo lo que vivimos y sentimos se refleja en nuestro cuerpo, y viceversa. La percepción oriental de la salud como un estado de bienestar corporal y psíquico-emocional como un todo es la real. Sabemos que una dolorosa pérdida, un intenso estrés, una gran satisfacción, todo tiene un efecto en nuestro cuerpo. Así como cualquier mutilación, atrofia o daño que sufriera nuestro cuerpo provocará igualmente un efecto en nuestro estado psicológico y emocional que hay que tomar en cuenta y atender adecuadamente. Los doctores que sólo ven el cuerpo como un auto, con motor, chasis y sus diferentes partes, en las que meten mano para arreglar ese pedacito y punto, ya fueron y descuidan lo principal: ver a la persona como el todo que somos.
Cuido mi salud "corporal" no con demasiada dedicación, pero tampoco lo maltrato despiadadamente: trato de dormir lo adecuado, comer bien, tomar el mínimo líquido necesario, nada de tabaco, alcohol o drogas, y camino y me muevo cuanto puedo.Cuando pienso en nuestro cuerpo, como una maquinaria, con muchos sistemas funcionando en simultaneo de manera coordinada, me quedo admirada. Es evidente la relación directa entre el funcionamiento de todos esos sistemas y nuestras vivencias, pensamientos y emociones. Todo lo que vivimos y sentimos se refleja en nuestro cuerpo, y viceversa. La percepción oriental de la salud como un estado de bienestar corporal y psíquico-emocional como un todo es la real. Sabemos que una dolorosa pérdida, un intenso estrés, una gran satisfacción, todo tiene un efecto en nuestro cuerpo. Así como cualquier mutilación, atrofia o daño que sufriera nuestro cuerpo provocará igualmente un efecto en nuestro estado psicológico y emocional que hay que tomar en cuenta y atender adecuadamente. Los doctores que sólo ven el cuerpo como un auto, con motor, chasis y sus diferentes partes, en las que meten mano para arreglar ese pedacito y punto, ya fueron y descuidan lo principal: ver a la persona como el todo que somos.
Cuido mi salud "emocional" en lo posible: trato de manejar las tensiones, relajarme, no crear más problemas que los que la vida misma me presenta y de enfrentarlos de la manera que considero la mejor posible, cuidar mis vínculos, compartir mis emociones, reirme mucho y disfrutar lo bueno de la vida ... pero todavía tengo mucho que aprender.
Por alguna razón que desconozco, las "bolas" que no me hago ante las situaciones que vivo, me las fabrico adentro del cuerpo; y las "rocas" que muchas veces digo (sobre todo en mis divagaciones en confianza), se materializan en algún lugar de mi organismo!
... Imagino que ... como lección-travesura, unos duendecillos juegan dentro de nosotros con la energía que he hemos manejado mal y la modelan como plastilina con deditos entusiastas y creativos, haciendo bolitas, que luego las esconden u olvidan, dejándolas por aquí y por allá. Unas chiquitas por allí, otra más grande mas acá, otras por allá más escondidas.
A veces podemos jugar con los duendecitos ... y logramos "deshacer" esa masita antes de que los duendecitos moldeen cositas o "pulverizarlas" después, y convertirlas en luz que se escape velozmente, salga hacia afuera y haga reir a carcajadas a los traviesos. A veces ...
A veces podemos jugar con los duendecitos ... y logramos "deshacer" esa masita antes de que los duendecitos moldeen cositas o "pulverizarlas" después, y convertirlas en luz que se escape velozmente, salga hacia afuera y haga reir a carcajadas a los traviesos. A veces ...
Ahora encontré (con la ayuda del ecógrafo) muchas piedras y bolitas en una bolsita llamada vesícula. Perdí! Y me las tienen que sacar, porque dejé que se formaran y no logré deshacerlas a tiempo.
Lo que viene: una nueva cirugía, días fuera de circulación y una pronta recuperación.
... Y yo dejaré de ser una sonaja llena de bolitas.
!y a seguir adelante y a aprender nuevas estrategias para ganar yo la próxima vez!
Esta vez ganaron los duendecitos.
(¡y las arcas de la clínica, claro!)