Ganándole siempre al sol, ya duchado y cara al viento,
enfrentaba cada día con voluntad y buen pensamiento.
Bajo un ceño muy fruncido, ojos serios se asomaban,
pero siempre iluminados y muy traviesos bromeaban.
Con los años de color nieve fueron su barba y bigote,
que ocultaban la sonrisa y un espíritu de Quijote.
Caminaba a paso firme, sus manos juntas atrás,
pensando en el pasado y en proyectos que vendrán.
Muy claro en sus creencias y en sus actos consecuente,
nunca dio vueltas inútiles, siempre directo, de frente.
Explorador y aventurero, navegó seis continentes,
aprendiendo de mil historias, de culturas y de gentes.
Recorreríamos el mundo, los rincones que quisiéramos,
pero debíamos conocer todo el Perú primero.
Conocer nuestro pasado, entenderlo y valorarlo,
y siendo todos mestizos, a nuestro país amarlo.
Se entregaba con disciplina y pasión a lo que hacía,
la investigación, la enseñanza, la historia y la genealogía.
Amaba a su familia, Barranco, sus amigos y el mar,
paseos por ruinas e iglesias, las crónicas y enseñar.
Su máquina de escribir, los balcones de cajón,
su biblioteca y escritos, su boina y su bastón.
La Universidad Católica, pasear por el barrio chino,
fanático del chifa, la Inka Kola y el camotillo.
Trató a todas las personas siempre con igual respeto,
nos enseñó a valorar lo propio y a comprender lo diverso.
Lector motivado y voraz de historia y literatura,
me enseñó que leer era, en sí, toda una aventura.
Siempre una palabra firme, un consejo, una experiencia,
un maestro de la vida, con mucho humor y coherencia.
Mil recuerdos en mi vida, afectuosos y relevantes,
como guía y compañero, de momentos importantes.
El inicio de cada etapa, mi mudanza independiente,
enfermedades y viajes, elecciones y pendientes.
Mi matrimonio, mi hija, de la que fue abuelo genial,
conversaciones sin fin y confidencias de amigo real.
El padre que siempre quise, firme y muy afectuoso,
que estará siempre conmigo y es parte de lo que soy.
Por las vivencias compartidas y las enseñanzas recibidas,
mucho orgullo por él siento y las gracias por siempre le doy.
enfrentaba cada día con voluntad y buen pensamiento.
Bajo un ceño muy fruncido, ojos serios se asomaban,
pero siempre iluminados y muy traviesos bromeaban.
Con los años de color nieve fueron su barba y bigote,
que ocultaban la sonrisa y un espíritu de Quijote.
Caminaba a paso firme, sus manos juntas atrás,
pensando en el pasado y en proyectos que vendrán.
Muy claro en sus creencias y en sus actos consecuente,
nunca dio vueltas inútiles, siempre directo, de frente.
Explorador y aventurero, navegó seis continentes,
aprendiendo de mil historias, de culturas y de gentes.
Recorreríamos el mundo, los rincones que quisiéramos,
pero debíamos conocer todo el Perú primero.
Conocer nuestro pasado, entenderlo y valorarlo,
y siendo todos mestizos, a nuestro país amarlo.
Se entregaba con disciplina y pasión a lo que hacía,
la investigación, la enseñanza, la historia y la genealogía.
Amaba a su familia, Barranco, sus amigos y el mar,
paseos por ruinas e iglesias, las crónicas y enseñar.
Su máquina de escribir, los balcones de cajón,
su biblioteca y escritos, su boina y su bastón.
La Universidad Católica, pasear por el barrio chino,
fanático del chifa, la Inka Kola y el camotillo.
Trató a todas las personas siempre con igual respeto,
nos enseñó a valorar lo propio y a comprender lo diverso.
Lector motivado y voraz de historia y literatura,
me enseñó que leer era, en sí, toda una aventura.
Siempre una palabra firme, un consejo, una experiencia,
un maestro de la vida, con mucho humor y coherencia.
Mil recuerdos en mi vida, afectuosos y relevantes,
como guía y compañero, de momentos importantes.
El inicio de cada etapa, mi mudanza independiente,
enfermedades y viajes, elecciones y pendientes.
Mi matrimonio, mi hija, de la que fue abuelo genial,
conversaciones sin fin y confidencias de amigo real.
El padre que siempre quise, firme y muy afectuoso,
que estará siempre conmigo y es parte de lo que soy.
Por las vivencias compartidas y las enseñanzas recibidas,
mucho orgullo por él siento y las gracias por siempre le doy.